Un argumento de venta simple, es el mejor discurso en una venta.

“Ser diferente”, “ser único”,  esto es lo que no paramos de escuchar a padres, jefes, coachs, etc hoy en día, decir a sus hijos, empleados, clientes.
Pero tal vez no deberíamos estar pensando siempre en ser diferentes y estar fuera del “grupo”. Deberíamos centrarnos en lo que somos buenos y superarnos aún más. No se trata de ser diferentes, se trata de saber hacer mejor que otros lo que se nos da bien hacer.
Hay tres razones por las que creo, que el pensamiento excesivo es perjudicial para la productividad de las agencias y departamentos de marketing y en general para un departamento de ventas:

1- Cuanto más denso y largo sea el enfoque del discurso, más por alto se pasa el lado más sencillo de vender.
Dar demasiados detalles no son siempre beneficiosos como uno podría esperar. Especialmente dentro de la productividad en ventas. Los detalles se pueden perder en una conversación, a veces despistando al cliente del motivo principal por el que iba a comprar de manera segura. Por ejemplo: ¿Dónde está el beneficio de convencer a una inmobiliaria a que ponga la tab del cupón de fidelización? “Compra nueve casas y la décima te sale gratis”
Con un simple método de ventas, ninguna de las dos partes aquí pierde tiempo en el proceso de venta. Este proceso debe ser simple y fluido. Debe mantener a ambas partes comprometidas en el proyecto para que éste sea lo más eficaz posible y real.

2- Los elementos esenciales pueden ser ignorados en favor del riesgo.
Hablo todos los días con agencias que no piensan ni se plantean en ser y sentirse diferentes. No hay razón en perder el tiempo y el esfuerzo haciendo más complejo un producto que en sí, ya lo es.
Como mencioné anteriormente, hay que adherirse a lo que uno ya sabe y a lo que ofrece el producto en sí. Habla de lo que sabes y de cómo lo sabes, y el resto, saldrá solo.

3- No hay sentido de dirección:
Normalmente los directores comerciales cometen el grave error de ofrecer a los empleados demasiados caminos a tomar o incluso dar directamente el mapa. Creo que cada responsable de ventas debe pensar y crear un discurso sencillo. Las cosas se pueden complicar demasiado por nuestra culpa. Confiar en nosotros mismos, en lo que sabemos y parar. Cuando hay una “crisis” porque un discurso se ha complicado demasiado, es mejor parar. Parar de vender, parar de hablar. Parar y ver qué ocurre. ESPERAR.
Las ventas, es una profesión y un proceso que ya de por sí es complejo. No hay necesidad de que las empresas lo hagan más complejo y difícil de lo que ya en realidad es. Incluso el mejor o la mejor responsable de ventas tienen sus días malos. Pero la belleza y armonía de la venta, es que siempre tendrás otra oportunidad con ese cliente o con otro. Así que piensa en ti mismo, en lo que sabes y en cómo lo expresas, para estar listo para tu próxima oportunidad.